Mi reencuentro con las Artes Marciales
por Orlando Llanos
He recomenzado una etapa a estas alturas de mi vida, a mis 53 años, motivado por mis hijos y por lo que emprendí hace 28 años atrás durante mi época juvenil. Aprender las Artes Marciales, fue algo nuevo para toda una generación de mi época. Corrían los años 70 y por ese entonces, llegó a Chile, un país convulsionado por la política y la violencia, la primera película de artes marciales que llegó a nuestro país y se llamaba “El boxeador chino”, una película tremendamente agresiva y sangrienta. Para nuestras mentes fue algo impactante. Recuerdo que salí del cine tiritando de nervios ante tanta violencia junta. Pero esta me motivó de alguna manera a conocer y experimentar algo nuevo, y comencé en aquella época de Liceo a tener mis primeros atisbos de golpes de pies y puños en las artes marciales.
Posteriormente seguí en otro estilo de kárate, con algunas variaciones, que siendo buenas o malas me hizo una persona física y mentalmente valerosa, sereno, disciplinado, metódico. Aprendí a resistir el rigor del cansancio físico, lo que me enseñó a entender que en nuestra vida hay que enfrentarla. Recibimos golpes, nos duelen, nos caemos, pero tenemos que volver a levantarnos con más fuerza y a sacar lo mejor de uno, a controlar situaciones en la vida cotidiana, en el estudio, y en el trabajo, en lo que es necesaria e importante mantener siempre la tranquilidad. A final de cuenta uno saca en conclusión que es un guerrero día a día; sólo unos pocos se dan cuenta concientemente de lo que están haciendo en la práctica de las artes marciales. No sólo se trata de una mera ejercitación física en el gimnasio o Dojo, sino forma parte de todo un estilo o forma de vida, que lo va marcando a uno como persona día a día.
Me siento tremendamente honrado, que el Sensei de la Academia de Kárate Tokitsu-Chile, Rafael Mena, me haya pedido comentar en una página de lo que haya entendido del texto escrito por el máximo exponente y creador del estilo Tokitsu, el Maestro Kenji Tokitsu, un maestro que vive, que no es del siglo pasado o hace 200 años, sino que está aquí y ahora con nosotros. Y honrado porque, mi sensei es discípulo del Sensei de Tokitsu-España y a su vez, del Sensei Kenji Tokitsu.
Debo confesar con humildad que soy principiante entre los principiantes y tengo que desaprender para aprender. Me siento agobiado comentar el texto sobre el “Budo”, de Kenji Tokitsu. A él, lo veo como un gigante dentro de su sabiduría oriental, pero también por su enfoque científico de las artes marciales, como occidental tal vez no entienda nada lo que escribe, mientras no experimente nuevamente el rigor del nuevo estilo, algo quedará dentro de todo lo que se expone.
Investigando por Internet, he leído parte de su biografía y dentro de esta se menciona
que ha escrito varias publicaciones y la tesis doctoral. Sin tener mayor conocimiento de su bibliografía, los métodos de investigación científica que se utilizan en cualquier disciplina, y su experiencia de toda la vida en las artes marciales, le dan una tremenda solidez y avalan con argumentos poderosos lo escrito y publicado por Kenji Tokitsu.
Para ir introduciendo el tema, el ki, el camino, la vía, o la “energía vital”, que se desarrolla a través del tiempo por condiciones especiales de entrenamiento en las artes marciales, es una energía que bien usada una persona puede ser capaz de alterar el campo energético de otra persona, alterar su equilibrio, o su línea media de defensa.
El ki es energía que se conduce a través del cuerpo. La pregunta es ¿de dónde proviene o cómo se canaliza?
En nuestro cuerpo existen terminales nerviosas en pies y manos, también tenemos centros energéticos, o tal vez, fuentes de luz, energía, estrellas. Dentro de nosotros mismos existe un microuniverso, que no lo percibimos conscientemente.
No se puede hablar de microuniverso si no mencionamos El Universo. Somos parte de él y estamos vinculados a una mecánica celeste, y éste influye sobre nuestro sistema solar, y a la vez a la Tierra, la que tiene a su vez campos electromagnéticos y éstos sobre la Tierra, la naturaleza, los animales y la raza humana.
De ahí que en nuestro cuerpo fluyan campos magnéticos... ¿Pero como se producen?, nuestro cerebro emite señales o impulsos eléctricos y está conformado por millones, trillones de células que emiten a su vez impulsos, y éstos al circular forman un campo magnético... En la electricidad convencional, al circular corriente por un cable eléctrico se producen alrededor, campos electromagnéticos. En nuestro cuerpo es lo mismo.
Pero... ¿Esto será lo que llaman Aura? ¿El Ki será parte de esto? ¿Que habrá o que relación puede tener el espíritu o el alma? ¿Será lo mismo espíritu o alma ? ¿Estará más externo el espíritu y más al interior de nosotros mismo el alma? Son preguntas que uno se hace y con la sabiduría del tiempo espero comprenderlas.
Podemos captar la energía del Universo o la Tierra, sentirla que entra o sale por nuestra cabeza o pies, sentir como nuestro cuerpo se nutre de esta energía, sentir que nuestros Chakras vibran, uno a uno por el frente y espalda de nuestro ser físico, a través de nuestra columna vertebral y por las articulaciones, donde existen también puntos de energía. Canalizamos este torrente o río por nuestros brazos y llegan a nuestras manos, produciendo un cosquilleo hasta la punta de los dedos. ¿Es el Ki?
El Budo o “camino del guerrero”, no es un estilo o arte marcial en particular, es el todo,
es el ki, es el seme, es el ma, es el kendo, es el kárate, es el aikido, es el judo, y otras artes con su estilo particular.
El Budo es el combate mismo, se hace una analogía con el Kendo y el Kárate, en la cual los combatientes cruzan las puntas de sus shinai (sables de madera), punto donde
se produce el “combate virtual del ki “, y en el momento de fluidez del ki, se asesta el golpe, con la rapidez de un rayo. En kárate el movimiento es más lento, para el kárateca
de alto nivel, puede ver este desplazamiento, movimiento o combate virtual de ki, anticipándose y asestando el golpe como en el kendo. Para los que van a competencias, que desconocen y no entienden, o que son karatecas de nivel primario, va a resultar totalmente aburrido un combate de este tipo lento. Por lo general en combatientes de bajo nivel, los combates van a ser muy dinámicos, agresivos y de mucho contacto.
Lo que queda claro, es que para desarrollar el ki, demasiado contacto en combate de percusión como el kárate de contacto, como full-contact o judo o kárate duro, no permite
la fluidez del ki. Estos tienden a galvanizar el cuerpo físico. El galvanizado en términos
metalúrgicos es una cubierta de protección contra la corrosión. Haciendo analogía a esto, el cuerpo endurecido por el contacto duro, no permite salir el ki, se queda al interior nuestro y tampoco no nos permite captar el ki existente en el exterior de nuestro cuerpo.
Para los que practican kárate, como una forma de desarrollar el ki, es a través del método de los kata, que practicado durante muchos años puede llevar al karateca a captarlo, sentirlo y aplicarlo de diversas maneras, como por ejemplo en la sanación por imposición de manos.
Desde que escribí estas últimas palabras, comencé a leer “En la búsqueda del ki” y he encontrado varios aciertos de lo que menciono anteriormente. El libro es magnífico y complejo, hay muchas cosas que no las entiendo y no las he visto o experimentado. Es un texto maravilloso, hay una sabiduría muy compleja difícil de entender a la primera... Espero algún día pueda comprender la primera página del libro escrito por Sensei Kenji Tokitsu.
Pero, a la vez cada vez he estado practicando y entrenando más katas en forma intensa, gracias a la motivación personal, a la entrega de mi Sensei por enseñarme, a la literatura de Kenji Tokitsu, a mis hijos y todos los amigos del Dojo que se esmeran por enseñarme... Gracias a todos...y sobre todo a mi esposa, que ha sabido entenderme... y a Dios que me ha dado fortaleza espiritual y física, y que ha iluminado mi mente y alma para poder cumplir con mi tarea en la Tierra.
Gracias por la oportunidad…….esto es el comienzo
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